
Cuando los musulmanes llegaron a esta zona tuvieron que ingeniárselas para disponer de agua para su subsistencia, y la encontraron en Bullas, el agua fue encauzada para que, por gravedad, llegara hasta Mula y alrededores. 

Ademas, se realizó un azud o presa, llamada del Gallardo, desde donde nace la acequia mayor de Mula. Será en el siglo XVI cuando el ayuntamiento de Mula contrate a personas para realizar la presa en piedra, ya que hasta entonces estaba hecha de troncos y tierra prensada principalmente.
En su llegada a Mula, la acequia mayor dispone de partidores, altos y bajos, que son los lugares donde se levantan los tablachos para que el agua fluyera por una red menor de canales para llegar a todos los rincones de la huerta.

El agua de esta fuente, que recorría toda la calle, iba a parar a una balsa, para no perder nada de agua. Allí existía, hasta hace muy poco tiempo, un magnífico reloj de sol labrado en piedra de La Almagra y con la fecha de su realización: 1751. Se cree que su función era controlar las tandas de riego.

En el curso de la fuente se encontraban todos los molinos del pueblo, por lo que nos dirigimos a una antigua almazara, convertida en Centro de Interpretación, donde, mediante una serie de paneles explicativos y la maquinaria original, podemos ver el proceso de producción del aceite.

La siguiente parada en el camino es la pequeña localidad de Los Baños de Mula, ubicada en la margen derecha del río Mula. Parece ser que , en origen, las aguas termales manaban del lado contrario pero cambió su ubicación tras un fuerte terremoto en el siglo XVII.

Será a mediados del siglo XVIII cuando comience la explotación de Los Baños, aunque solo para riego. La tierras pasaron de manos del marquesado de los Vélez al ayuntamiento de Mula en 1720.
En 1826 se crea la primera casa para baños, junto a un molino existente. A partir de la mitad del siglo XIX se crean varias casas de baño, destacando la Casa de San Luis, creada por la familia Llamas en 1903.